El sábado pasado, a las 03:00 am, esperando al autobús nocturno de regreso a mi hogar, el calor me mantenía despierto y con la mente activa, más aún después de caminar 4 kilómetros en 45 minutos por un Madrid árido y ardiente. Como aún faltaba un rato para que llegara mi calesa comunal, saqué una libreta y un portaminas, y escribí unas breves reflexiones al azar. Tal vez las retome otro día y escriba algo más extenso y pensado:
- Nuestra sociedad está viciada y condenada a morir engullida por su propia complacencia. Somos demasiados, y demasiado idiotas. Sobramos y no sabemos qué hacer con nosotros mismos. Vivimos únicamente por querer ser mejores que los demás, olvidándonos de que somos meras motas en un firmamento conspicuo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario